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sábado, 29 de mayo de 2010

Reflexión sobria y aburrida.

No sé por qué me siento tan mal en las noches... No me dan ganas de hacer nada, no quiero dormir y no quiero estar despierta... No quiero que sea de noche, en el fondo. No sé si será porque él no está despierto, o porque él no está presente, o porque me siento sola en general, sin nombres ni rostros. La noche solía ser mi más fiel compañera, la que me daba verdaderas energías... cuando era chica era en la noche donde hacía la mayoría de las cosas; donde ordenaba mi pieza, donde hacía mis primeros intentos de costura, donde jugaba los mejores juegos, donde veía la mejor televisión...

Pero ahora, ¿qué hago? Después que él se va generalmente tomo once, luego vuelvo al computador un rato más, luego otro rato más... y más! se me va el resto del día en el computador! y rara, muy rara vez hago algo productivo.

Tengo varios, demasiados, libros que me he comprado y que aún no he ni empezado... Otros tantos que no me he terminado... Y yo sigo pegada en el computador!!

Conclusión: tengo que hacerme un horario. Después que él se va, debería apagar el computador y olvidarme de él hasta el otro día. Ahí dedicarme a leer un par de papers, luego un par de libros, luego un par de Cosmos. Si él se va alrededor de las 19.00 y pensando en acostarme a las 23.00, tengo 3 horas para leer las distintas cosas (así dejo 1 hora de once y otras cosas). Entonces... 1 hora en cada cosa? No, mejor media hora para papers, 1 hora para libros y media hora para Cosmos... Así tengo una hora para costuras : ).

Y bueno... eso sería todo cuando me estoy perdiendo el carrete que esperaba hace mucho por culpa de mis pastillitas tontonas... Pero al menos me han hecho bien y sin efectos adversos, que es lo mejor, aunque sea más fome así.

domingo, 23 de mayo de 2010

de sentirse como la mierda y/por vivir al otro lado del mundo del hombre que amas

Más que las caricias y los besos, más que el tiempo juntos, más que el beso de buenas noches y el despertar a su lado, más que ver una película juntos en un día lluvioso, más que reírme de sus caras tontas en persona y más que todo en general, lo que más, más me hace falta es poder hablar en vivo y en directo con él. Qué extraño, ¿no? Si conversar nunca ha sido mi fuerte y conversar nunca ha sido mi estilo y usualmente lo que menos extraño de todo el mundo son las conversaciones serias...

Pero cuando no se tiene la oportunidad de tenerlas... se siente como me estoy sintiendo ahora: como la mierda. Y no hay otra forma de describirlo, aunque estaba empeñada en no escribir más groserías en espacios públicos... como la mierda. Es lo que me mata por dentro, lo que me duele más, lo que me manda al suelo el espíritu y lo que me revive la desesperanza. Es sentir que podemos perdernos por no tenernos y sentir la jodida tentación de mandar todo a volar y deshacerme de esto que me hace, a pesar de estos momentos, tan feliz.

No sé.

Ahora necesito a Marea.