Estoy cansada de Noruega. No del país, ni de la cultura, ni de la sociedad, ni de mi realidad. Ni siquiera del idioma que tantas veces me pega coletazos y me hace preguntarme si es de verdad el idioma lo que me detiene o es mi propia (in)capacidad intelectual la que me impide expresarme de forma uniforme en diferentes situaciones. No. No es nada de eso. Es el clima.
No es la lluvia, es el hecho de que no deje de llover. Es difícil de explicar, pero es como... si a alguien le gusta el chocolate y disfruta comerlo seguido, pero dudo que alguien quiera comer tanto chocolate todos los días, y no es que ya no te guste el chocolate, es que necesitas una pausa de vez en cuando para poder recordar cuánto lo disfrutas. No se me ocurre una analogía mejor.
Ya siento que la tierra se está ablandando de tanta agua y no puedo evitar pensar en un par de capítulos de Cien Años de Soledad, cuando llovió por cuatro años, once meses y dos días, porque acá también pasa que cuando todos creemos que va a parar, que se va a declarar la primavera, en realidad lo que sucede es que hay medio día de sol y después vuelve a llover con rabia pero sin ganas, porque ni siquiera es de esa lluvia linda que hace que uno se sorprenda de lo maravillosa que es la naturaleza, sino que es simplemente... agua cayendo.
Y gracias a esas pocas horas de sol que hay cada 2 semanas, las plantas y los animales han despertado, y los árboles están brotando y el patio está lleno de flores silvestres, y ya andan las babosas babeando todo y ya me he topado con más arañas de las que quería ver en todo el año (con apariciones especiales de una de unos 5 cm que vi en la calle y otra que se abalanzó hacia mi dentro de la casa como si fuera Spider-man en su telaraña). Cualquiera podría decir que la primavera ya llegó, pero el pequeño detalle es que NO HAY SOL!
Ya sé que por supuesto que hay sol. Pero es que la capa de nubes es tan densa que apenas si llega lo suficiente para que uno sepa que no es de noche. Y no me importa que no haga calor, por mi incluso es mejor, pero quiero ver el cielo azul entre lluvia y lluvia, ver la tierra húmeda no bajo una capa de nubes negras, sino bajo un sol tenue, quiero volver a disfrutar la lluvia y poder abrir las ventanas sin que se vuele todo! Y entonces pienso nuevamente en Cien Años de Soledad, especialmente en el pasaje que cito a continuación:
No es la lluvia, es el hecho de que no deje de llover. Es difícil de explicar, pero es como... si a alguien le gusta el chocolate y disfruta comerlo seguido, pero dudo que alguien quiera comer tanto chocolate todos los días, y no es que ya no te guste el chocolate, es que necesitas una pausa de vez en cuando para poder recordar cuánto lo disfrutas. No se me ocurre una analogía mejor.
Ya siento que la tierra se está ablandando de tanta agua y no puedo evitar pensar en un par de capítulos de Cien Años de Soledad, cuando llovió por cuatro años, once meses y dos días, porque acá también pasa que cuando todos creemos que va a parar, que se va a declarar la primavera, en realidad lo que sucede es que hay medio día de sol y después vuelve a llover con rabia pero sin ganas, porque ni siquiera es de esa lluvia linda que hace que uno se sorprenda de lo maravillosa que es la naturaleza, sino que es simplemente... agua cayendo.
Y gracias a esas pocas horas de sol que hay cada 2 semanas, las plantas y los animales han despertado, y los árboles están brotando y el patio está lleno de flores silvestres, y ya andan las babosas babeando todo y ya me he topado con más arañas de las que quería ver en todo el año (con apariciones especiales de una de unos 5 cm que vi en la calle y otra que se abalanzó hacia mi dentro de la casa como si fuera Spider-man en su telaraña). Cualquiera podría decir que la primavera ya llegó, pero el pequeño detalle es que NO HAY SOL!
Ya sé que por supuesto que hay sol. Pero es que la capa de nubes es tan densa que apenas si llega lo suficiente para que uno sepa que no es de noche. Y no me importa que no haga calor, por mi incluso es mejor, pero quiero ver el cielo azul entre lluvia y lluvia, ver la tierra húmeda no bajo una capa de nubes negras, sino bajo un sol tenue, quiero volver a disfrutar la lluvia y poder abrir las ventanas sin que se vuele todo! Y entonces pienso nuevamente en Cien Años de Soledad, especialmente en el pasaje que cito a continuación:
(...) Lo malo era que la lluvia lo trastornaba todo, y las máquinas más áridas echaban flores por entre los engranajes si no se les aceitaba cada tres días, y se oxidaban los hilos de los brocados y le nacían algas de azafrán a la ropa mojada. La atmósfera era tan húmeda que los peces hubieran podido entrar por las puertas y salir por las ventanas, navegando en el aire de los aposentos. (...)
Cien Años de Soledad, Gabriel García Márquez
Y ante esa realidad, no puedo sino regocijarme en la idea de que pronto partiremos a un lugar hermoso cuyo pronóstico climático me llena de felicidad, con sol y quizás también un poco de lluvia, pero temperaturas maravillosas que no me harán sentir húmedos los huesos! Una pena que no sea Chile lo que vamos a visitar, pero de todas maneras no quepo en mi felicidad. Cuando vuelva les cuento dónde iremos y más detalles, ahora obviamente no lo haré por seguridad. Lo que sí puedo hacer es dejarles el pronóstico del tiempo para ese lugar y para Stavanger. Impresionante diferencia!!
Pronóstico del tiempo para lugar X, de YR.no |
Pronóstico del tiempo para Stavanger, de YR.no |
Genial y esperanzadora la idea de irse a secar los huesos en otro sitio así sea solamente por unos días.
ResponderBorrarSe nos viene una interesante crónica de viajes!
Que disfrutes de ese maravilloso plan en pareja y en un sitio climáticamente más privilegiado.
(Me hiciste sentir en Macondo!)
Que genial Su =) Espero que lo pasen muy bien y que disfruten como corresponde =)
ResponderBorrarUn fuerte abrazo!!!!!