Hace tiempo que tengo ganas de hacer un concurso y por un cuento de plata aún no lo hacía efectivo, pero como forma de celebrar que encontré un trabajo, y como una forma de compartir esta buena fortuna que -aunque costó- está llegando a mi, entonces declaro hoy el inicio del...
¡¡¡PRIMER CONCURSO DE MI BLOG!!!
Si, está permitido celebrar.
Hasta los nerds más famosos de la tele celebran!
Los premios
Chocolates noruegos (2 o 3 barras a elección de las que se muestran abajo).
Un magneto de refrigerador típico noruego (por definir).
Una postal de Stavanger.
Como ven son premios súper simples, pero si todo sale bien no será el último concurso que haga y quizás para la próxima los premios sean un poco más interesantes. ¡¡Un aplauso si les gusta la idea!!
Y los requisitos para participar son muchos y muy difíciles:
Comenten en el blog diciendo que quieren participar y dando la dirección de su blog si es que tienen. Si no tienen, necesitaré entonces su dirección de correo electrónico!
* Como requisito optativo (¿sugerencia?), si no tienen blog, creen uno, es lo mejor del mundo.
Moriarty también quiere que se hagan un blog. ¿Cómo decirle que no?
Eso es todo! Ahora los detalles:
El sorteo se realizará a fines de Octubre.
Se puede participar desde todo el universo y en cualquier idioma, así que todos son bienvenidos, pero si quieren hacerlo, traten de decirlo en español, inglés o noruego, para evitar confusiones. Lo siento, pero "Yr wyf am i gymryd rhan" no lo entiende cualquiera.
Entre el 15 y el 16 de Agosto estuvimos en Oslo. Fue un viaje de menos de 24 horas con el único motivo de ir a ver el concierto de Roger Waters.
¿Qué les puedo decir del concierto? Sólo que hay que verlo. Yo no soy una tremenda fan de él y nuestros asientos definitivamente no eran de los mejores pero, aún así, ¡fue una experiencia ex-pec-ta-cu-lar!
Turismo, nada. Vi el castillo real de lejos, pero a nadie le interesó el hecho de que era la primera vez que ponía un pié en la ciudad, así que me tuve que conformar con mirar por aquí y por allá los pocos lugares por los que anduvimos. Para la otra será, ya iré yo a mi propio concierto y me tomaré el fin de semana para hacer turismo sin hombres quejándose.
Estas son dos de las las únicas cuatro fotos medianamente turísticas que tengo. Fueron tomadas fuera de la estación de trenes como 15 minutos antes de que nos fuéramos de vuelta al aeropuerto.
Así, como dice la canción de Miguel Bosé, anoche fuimos 3 en la cama, gracias a que nos visitó una hermosa araña de patas largas. Una traicionera a la que -en un acto de bondad- yo misma había dejado quedarse en el living unas pocas horas antes.
No sé si andaba por el techo y se cayó sobre el hombro de Steffen, o si pasó sobre mi para llegar a él, pero yo creo que no me quedé en shock de asco y wacala y escalofríos en la espalda sólo gracias al sueño que tenía (nos despertó a eso de las 5:40)
Luego de que Steffen la espantara de su hombro con una mano y yo tratara de golpearla con la mano izquierda al ver de qué se trataba (en medio de la oscuridad y me di cuenta inmediatamente que era una araña, me siento impresionada de mi misma), prendimos la luz y la buscamos para asegurarnos de que estaba muerta, y la muy muy antipática va y aparece campante -apenas con un trozo de pata menos- ¡¡en mi mano derecha!!. Ahí la sacudí de mi mano y saltó a la frazada de Steffen, tras lo cual Steffen la logró atrapar.
Luego de mi acto de valentía, en vez de pensar en lo que había pasado (y antes de que me empezaran los escalofríos en la espalda), me enfoqué en pensar en lo traidora que fue la araña, aunque pienso que quizás sólo se consideró mi mascota y quería dormir calentita entre nosotros. ¡puaj!
* Afortunadamente era una patas largas, que son las únicas arañas de más de 1mm de tamaño que acepto dejar ser en la casa. Si no, capaz que hoy tuviéramos cama nueva *
No creo haberlo mencionado aquí, pero de un tiempo a esta parte me he hecho de un par de amigas. Nos conocimos en clase de noruego y, como yo llegué tarde a un grupo ya formado, digamos que soy la nueva y hay cosas que el grupo ya sabe acerca de cada una y que yo voy aprendiendo de a poco.
A pesar de eso me han recibido como una más y no me siento menos amiga de nadie, lo cual es lindo.
Igual a veces hay cosas que me hacen sentir un poco fuera de lugar, como que al parecer soy la única que cree que el cambio de gobierno no significará el fin del estado de bienestar o el hecho de que ellas tienen muchas cosas ya definidas respecto al futuro propio y de sus familias; y yo siento que con Steffen recién estamos empezando con nuestros proyectos.
Eso último es lo que me ha tenido pensando y ha estado dando vueltas en mi cabeza una y otra vez; las ideas o sueños que ahora se pueden empezar a convertir, por fin, en proyectos.
Pero, como no es que nos hagamos ganado la lotería y podamos de pronto materializar todo lo que alguna vez deseamos, tenemos lógicamente que hacer las cosas poco a poco, priorizando según necesidad, deseo y posibilidad/capacidad financiera.
En ese mismo tema hay muchas cosas que quiero dejar escritas en el blog, pero empezaré por la que sucedió hace una semana, cuando concretamos nuestro primer proyecto, pendiente desde hace mucho tiempo: comprar un auto.
Inicialmente la idea de Steffen era encontrar con calma un buen comprador para la moto y entre eso y lo que tenía ahorrado, comprar un auto pequeño, pero nuevo. Supongo que después de la lata vieja y oxidada que tuvo por vehículo hasta el año antepasado, no quería tener que encargarse de reparación alguna por al menos un par de años. El detalle es que a ambos nos daba pena que se tuviera que deshacer de la moto. A él porque por supuesto es su joyita y una de las pocas posesiones que tiene, y a mi porque sé lo importante que es la moto para él y no me parecía justo que tuviera que renunciar a ella si no era para algo primordial (diferente sería si fuera una emergencia médica, o algo así), y a parte, tengo que admitir que me encanta la moto, la encuentro genial y disfruto mucho cuando tengo la oportunidad de montarla con él (a pesar de que los viajes largos han probado ser terribles para mi espalda). Entonces esa idea siguió entre ires y venires: a veces Steffen se decidía a no vender la moto, y al mes siguiente re-publicaba el aviso en FINN... La decisión siempre fue de él, pero mientras pudiéramos sobrevivir sin vehículo, yo realmente no veía la razón para venderla (aunque igual a veces deseaba tanto tanto que tuviéramos auto!)
Así pasó el tiempo y de pronto noté que Steffen miraba vehículos en FINN casi todos los días, no sé si motivado por nuestras nuevas expectativas financieras (no es que vayamos a ser ricos, pero con los dos trabajando la cosa poco a poco irá mejorando) o porque ya se acabó el verano y la idea de la nieve no le gustó, pero el asunto es que de pronto entre tanto busca y busca, apareció nuestro auto. Steffen lo encontró y fue para ambos amor a primera vista.
Habían dudas al tratarse de un auto técnicamente viejo, pero después de saber detalles del modelo en general y de este auto en particular, nos convencimos y el domingo viajamos a un pequeño pueblo cerca de Lillestrøm a recogerlo.
En teoría íbamos a ver si nos convencía en vivo y de ahí decidir, pero en la realidad, habíamos comprado sólo pasajes de ida. El viaje de vuelta fue largo, pero maravilloso. A Steffen le sirvió para conocer el auto, a mi para conocer más el país, a ambos para compartir juntos una experiencia más.
En el camino vi un par de cosas hermosas, como una pequeña cascada ¿artificial? (había una represa en la misma área) en medio de una ciudad cuyo nombre desconozco, una de las stavkirke que hay repartidas por Noruega, algunas de las ovejas de Sirdal y más.
Con lo lindos que estuvieron los días de verano este año, daban ganas de hacer cosas al aire libre, y entre ellas la mejor de todas fue un día que Steffen me sorprendió llegando a la casa con un par de cañas de pescar nuevas de paquete. Días antes habíamos hablado con Steffen de que yo nunca había ido a pescar, cosa que a mi marido -que a pesar de todo, sigue siendo un noruego con todas sus letras-, le pareció impresentable. Por supuesto que había que remediar eso! Así que agarramos nuestras chaquetas gordas y fuimos a probar suerte.
Fuimos a la playa de Vaulen, pero entre que había tanta gente, no pillamos un lugar tan bueno, llegamos tarde (cierran el acceso a... ¿las 21.00?) y que nos pilló a ambos la tecnología y batallamos bastante antes de tener las cañas de pescar operativas (Steffen solía ir a pescar con su papá cuando era niño, y supongo que era mi suegro el que armaba las cañas para ellos), que no tuvimos mucha suerte, ni algas agarramos. Nos cambiamos entonces a uno de los muelles en Hinna Park, un lugar cerca de Vaulen. Tampoco tuvimos suerte, aunque si no me falla la memoria, creo que mi anzuelo se enganchó de una medusa jajajaa. Es verdad, eso no cuenta.
Entonces, decidimos volver a intentarlo al otro día, luego de habernos informado un poco más acerca de dónde era un buen lugar para pescar. Fuimos entonces a Mekjarvik, en Randaberg (comuna al noroeste de Stavanger, a unos 40 minutos de casa). El área, a parte de ser el hogar de varios centros de investigación (IRIS, entre otros), me dio la impresión de ser una especie de puerto seco-taller de plataformas-puerto de ferries-zona de pesca, todo en uno, y nosotros nos instalamos en la punta del arco que se puede ver en el siguiente mapa.
Como nos fue bien estando ahí y nos encantó el lugar, fuimos unas 4 o 5 veces en total, y todas las veces que fuimos vimos una estructura inmensa que yo identifiqué como plataforma petrolera, pero investigando un poco ahora, resulta que no era una plataforma sino una grúa marina, usada para montar plataformas! Y no cualquier grúa,sino la segunda más grande del mundo! Estuvimos sentados frente a un famoso y ni nos enteramos. Miren la ignorancia nuestra. Se trata de Saipem 7000, una monstruosidad que yo sigo sin verle la forma de embarcación, pero que se ve impresionantemente bella cuando ya cae la luz y se encienden sus luces. Aquí dos fotos que pillé en Internet, con sus respectivas fuentes.
La experiencia de pescar fue maravillosa desde todo aspecto; fue una actividad al aire libre exquisita, me relajé mucho y a la vez fue una actividad muy emocionante, fue algo genial que hacer como pareja, aprendí mucho acerca de cañas de pescar, de pescar como tal, de cómo matar a los peces al sacarlos del agua dependiendo de la especie, de destriparlos, de limpiarlos y de comerlos. Sí. Fui yo quien mató, destripó y limpió cada uno de los pescados. Atrapamos bastantes lyr (abadejo) salvajes y rebeldes, un solo makrell (caballa) de tamaño pequeño que nos dejó con ganas de más por su sabor y su belleza y un par de truchas cagonas (al verse pescadas, se cagan!).
Tuvimos varios momentos memorables, buenos y malos, el peor cuando se me escapó un lyr enorme y salvaje que luego de haber sido apuñalado tres veces en la cabeza se negaba a morir, o cuando, ya más experimentados, logramos atrapar una trucha hermosa que era aún más grande que el lyr escapista, y que se convirtió en el único espécimen que llegamos a fotografiar de todos los que atrapamos (que no fueron tantos tampoco, qué íbamos a hacer los dos con tanto pescado!).
Se había tragado tanto el anzuelo el muy glotón, que tuvimos que cortar el hilo y sacarlo en casa.
Hermoso!
Posando con nuestro trofeo en la cocina de mi suegro.
El último día que fuimos, hace una o dos semanas, estuvimos apenas poco rato y atrapamos solamente un pescado, que resultó ser el único que llegué a fotografiar antes de comerlo!
Lyr. Lo hice a la mantequilla y quedó delicioso. No le di ni a Steffen!
Ese último día también, Steffen me sacó un par de fotos cuando ya íbamos de vuelta al auto, como una forma de coronar la temporada.
Adorando el hermoso atardecer a las 22.30 de la noche
¡Ya quiero que llegue nuevamente el verano! Disclaimer to the owners of the Saipem 7000 pictures: If you want me to eliminate the pictures that I've linked here from your sites, please let me know and I will do so immediately.