Estos días he estado pensando mucho en cómo va a ser nuestra vida juntos, o más bien no es un pensamiento, es un anhelo, un sentimiento o un... ni siquiera sé cómo describirlo.
El asunto es que le he dado bastantes vueltas a un montón de cosas, llegando a preguntarme incluso si no nos estaremos apurando mucho.
Pienso por un lado en qué va a pasar con nosotros económicamente, pues vamos a tener la cosa difícil al menos por uno o dos años (espero que no más), primero por los gastos inmediatos asociados a vivir dos personas con un solo sueldo en un país de precios exorbitantes, segundo porque ya con los viajes que hemos hecho tenemos un saldo "negativo" a nuestro haber (si lo tomamos como dinero que podríamos haber invertido en otras necesidades), la incertidumbre acerca de mi futuro académico-laboral, nuestros préstamos/créditos estudiantiles... En fin, que a pesar de que parece que muchos de mis conocidos piensan que por irme al primer mundo voy a ir a darme la vida del oso, la verdad es que vamos a tener que luchar bastante para poder establecernos bien. Por ese lado pienso que quizás nos apresuramos mucho, quizás habría sido mejor esperar unos dos o tres años para que yo tuviera más dinero ahorrado, que Steffen tuviera un trabajo que de verdad lo llene, donde no tenga que trabajar todo el día y por un sueldo bajo... en fin, que como decimos en Chile no tuviera que sacarse la cresta para poder subsistir, de tal forma que recibirme bajo la incertidumbre de que no sabemos por cuánto tiempo dependeré de él no fuera tan terrible...
Claro que esa pregunta se responde sola cuando pienso en lo difícil que es tenerlo lejos, aún faltando menos de 75 días para estar juntos otra vez.
Ahí pienso en lo maravilloso que será cuando estemos juntos, y en ese deseo infinito que tengo de que vivamos realmente nuestra relación, pues siempre he sentido ese vacío de no poder hacer planes no-virtuales, de no poder contar con la espontaneidad de una relación normal, de no poder salir, conversar, reírnos de situaciones diarias, llamarnos y decidir juntarnos al salir del trabajo, salir de fiesta juntos, etc... Todas esas cosas que muchas parejas dan por sentadas y a las que hemos encontrado análogos virtuales, pero que aún así me siguen faltando en sus versiones reales. Creo que merecemos poder disfrutar nuestra relación, los dos solos, sin interrupciones, sin diferencias horarias, sin computadores ni 12000Km de distancia entre nosotros. Me gustaría tener uno o dos años de eso, de darnos el lujo de simplemente amarnos.
Y entonces pienso en mis ideas de maternidad; en que hasta hace unos meses creía que alrededor de los 28 años era mi edad tope para empezar a tener hijos, porque no quiero arriesgar la salud del o los bebés, ni la mía, ni quiero que se me pasen los años y de pronto darme cuenta de que soy muy mayor para ser mamá... Pero pucha, si pensamos en 2 años al menos para establecernos, mas 2 años al menos para disfrutar la estabilidad, ya voy a estar llegando a los 30, que si bien sigue siendo una excelente edad para ser mamá, pienso en mi cuñada, que fue mamá después de los 30 y me dijo una vez que ella sinceramente se sentía vieja para estar siendo mamá por primera vez... y esa situación no tiene por qué repetirse en mi, claro está, pero... en realidad es el tremendo caldo de cabeza que tengo, porque por un lado, el más fuerte, sé que esos años de trabajo y felicidad son no sólo merecidos, sino también necesarios, pero por el otro me siento egoísta al privar a mis potenciales hijos de los que son, en teoría, mis mejores años (biológicamente hablando) para darles la vida. Y sé que es bastante loco pensar así, porque si esa(s) personas aún no existen, entonces dicho acto de egoísmo tampoco existe, pero no puedo evitarlo.
Por supuesto también está la otra parte, de sentirme egoísta al pensar prácticamente en forzar una maternidad pre-30, cuando Steffen quiere seguir estudiando y yo también, cuando aún hay tantas cosas que él quiere hacer y otras tantas que yo quiero hacer, tanto juntos como individualmente...
Y para que vean que el tema no es fácil, también pienso en no tener hijos, lo cual nos permitiría no sólo ser más solventes económicamente, sino también poder hacer y viajar casi sin restricciones, poder vivir la vida al máximo sin más responsabilidad que la de nuestros propios cuerpos, pero esa idea no termina de convencerme, porque creo que en cierto punto me sentiría no sólo sola, sino truncadora de mis propios genes (que tienden a la reproducción masiva), me sentiría como un punto de término, como... no sé como definirlo pero algo dentro de mi me dice que la decisión correcta será ser padres; que es algo que debemos hacer.
Claro, existe también la posibilidad de que algo suceda y quede embarazada en el momento más inoportuno y entonces habrá que adaptar los planes y todo a la nueva realidad, o bien que por más que intentemos nunca consigamos ser padres...
¿Quién sabe?
El destino, el tiempo, el karma, Dios, Alá, etc. suelen sorprendernos día a día con las más controvertidas situaciones y giros, así que mientras tanto, sólo nos queda vivir.